El adiestrador que elijas debe ser capaz de cumplir las funciones de psicólogo canino, pedagogo, y entrenador. ¡Ojo! Y no solo para tu perro, también para tí. Podría apostar con cualquiera que el 90% de la mala conducta de un perro se debe al refuerzo o a la indiferencia del dueño cuando se da dicha conducta, y la ganaría. Es por ello que debemos encontrar un adiestrador de perros capaz de educarnos a nosotros como dueños a la vez que a nuestros perros.
¿Qué debes buscar en un adiestrador de perros?
Por supuesto, si nos vamos a poner en manos de un adiestrador de perros para que nos asesore en la educación de nuestro perro, deberemos asegurarnos de que puede hacerlo. Yo no he sido nunca un gran enamorado de los títulos, así que no le requeriría, en principio, un título de adiestrador canino, etólogo, ni nada parecido. Simplemente iría en un par de ocasiones a verlo trabajar con otros perros para comprobar sus métodos y me guiaría por las opiniones de aquellos que ya están educando a sus perros con él.
¿De qué adiestradores debo huir, y con cuáles debo quedarme?
Aunque lo mejor es comprobarlo por uno mismo, hay unas ideas básicas que casi podría decir son de sentido común: si en algún centro o algún adiestrador de perros te dicen que solucionarán cualquier conducta de tu perro en poco tiempo, y te sugieren dejárselo durante unas semanas/meses… ¡Huye! ¿Quién sabe lo que pueden hacer con tu perro cuando salgas por la puerta? No buscamos que nuestro perro obedezca por miedo, sino por respeto. La mayoría de ese tipo de centros trabajan con métodos muy agresivos, donde la mala conducta del perro se corrije de forma muy agresiva y negativa, haciendo que huyan del posible castigo, pero sin solucionar el problema de base. Esto lleva, inevitablemente, a un perro desequilibrado.
Si no te piden que les dejes a tu perro, pero sus métodos son como los arriba descritos, huye también. Que seas tú el que golpee a tu perro, en lugar del adiestrador, no es, ni de lejos, una buena idea.
Si el adiestrador de perros se centra únicamente en el refuerzo positivo, puedes valorar el trabajar con él, aunque debes aber que dependiendo del problema que tenga tu perro, no se solucionará con ignorarlo cuando se porte mal y premiarlo cuando se porte bien. Un buen ejemplo para esto son los perros especialmente dominantes, que perro que ven, perro al que se lanzan. Para ellos, pelearse con otro perro y marcar su superioridad es divertido, es un premio en sí mismo, ¿vas a poder ofrecerles algo mejor que esa adrenalina para distraer su atención? En muchos casos, es imposible..
Busca el equilibrio. Efectivamente, no hay que irse ni a un extremo, ni al otro. Si tu perro tiene conductas inapropiadas, hay que cortárselas diciéndole claramente que eso no te gusta, y que si lo hace, eres capaz de hacerle daño. Pero, a la vez, debes ser dulce y cariñoso con él, y agasajarlo cuando se comporte como lo deseas. Si encuentras un adiestrador de perros con esta forma de ver la educación canina (al final no es más que jugar con las normas de la naturaleza a tu favor), habrás encontrado al educador ideal.
A riesgo de ser en exceso superficial, estos fueron algunos consejos generales para que encuentres al adiestrador de perros perfecto para tu amigo.