Para enseñar al perro a ajustar su paso al nuestro y caminar a nuestra izquierda, emplearemos un método similar al anterior. Hay que felicitarlo cuando espontáneamente realice la acción correcta y, para dar sentido a la felicitación, pronunciar su nombre y ordenarle “¡junto!”.
Hay algunos trucos para persuadirlo de que camine a nuestro lado: por ejemplo, llevar en la mano alguna sabrosa galletita. Si la mantenemos a cierta distancia por delante de su hocico, seguro que caminará pegado a nosotros (y a la recompensa), y la orden de “¡junto!” se le grabará con mayor intensidad, pues irá unida al atractivo olor de la comida.
De vez en cuando, pero sin interrumpir el ejercicio, guarde la galleta pero continúe con la mano cerrada delante del hocico del perro, como si aún la llevase. Más adelante ya no necesitará el recurso de la mano; bastará con la simple orden.
Si queremos que este ejercicio resulte más sencillo, debemos adecuar nuestro paso al del perro, al menos las primeras veces,pues un perro joven suele mantener una marcha alegre y encontraría difícil adaptarse a nuestro ritmo, más lento.
En las primeras lecciones no importa si el perro no sigue perfectamente nuestro paso; este es un detalle que ya aprenderá cuando nuestra relación con él sea mucho más estrecha. De momento, es suficiente con que permanezca a nuestro lado, tras los cuales siempre debemos felicitarlo o darle alguna galleta.
Si mediante la práctica de los ejercicios de “¡ven!” y ¡”junto”! ha aprendido usted a familiarizarse con la forma de pensar de su perro, entonces ya puede ensayar nuevas órdenes. Simplemente hay que relacionar con una palabra concreta y con el nombre del perro cada actividad que deseemos que haga y luego felicitarlo. Cuando el perro le traiga una pelota, pronuncie la orden “¡trae”!. Cuando esté siguiendo un rastro, anímele diciendo “¡busca!”. Felicítelo por haber encontrado cualquier cosa, si usted aprueba esta actividad.
Consejo:
No hay que abusar de este ejercicio. Es mejor hacerlo unas cuantas veces al día durante sólo uno o dos minutos y procurar siempre que salgan bien, pues así no dejarán de ser una experiencia agradable para el perro.
Advertencia Importante:
Recuerde siempre que el perro no debe ser castigado por no cumplir una orden. A diferencia de las personas, el perro no es consciente de sus fallos por omisión, por lo que no es capaz de entender que se le castigue por algo que no ha hecho.