«Los perros, al igual que los seres humanos, necesitan hacer ejercicio para mantenerse en forma, estar sanos, e incluso descomponerse, mantenerse en forma con la vida». Esta frase del veterinario y entrenador de agilidad más conocido de Brasil, Dan Wroblewski, es uno de los mantras actuales. Pero, ¿cómo hacer para que el perro (y el dueño) se diviertan tanto como sea posible?
Un equipo en perfecta sintonía. Tanto el perro como el dueño deben sentirse en la práctica como un equipo coordinado. El reto es que el perro supere varios obstáculos que requieren diferentes habilidades, en el menor tiempo posible y en una secuencia que siempre cambia – sólo sabe cuál es el siguiente obstáculo al pasar el anterior. «Después de algún tiempo de práctica, una simple mirada del dueño puede ser suficiente para que el perro entienda qué hacer», dice Betina Correia, quien durante 14 años ha estado entrenando a parejas de perros y dueños en la Academia Brasileña de Entrenamiento de Agility (Abrafa) en São Paulo.
El dueño hace ejercicio y también se divierte. «Es común que la pareja humana corra delante del perro, señalando el camino a seguir», ejemplifica Betina. «Hay clientes que consideran esta práctica como la mejor actividad del día y no les gusta perderse ni una sola sesión de entrenamiento, ni siquiera bajo la lluvia».
Entrenamiento de Agility: Beneficios físicos
Basta con dos sesiones de entrenamiento por semana para proporcionar al perro un buen condicionamiento cardiorrespiratorio. «Con el ejercicio, el perro consigue una excelente condición cardiorrespiratoria que obtiene con caminatas diarias de 40 minutos a ritmo acelerado, además de trabajar el físico y el equilibrio conductual de manera mucho más completa», compara la médica veterinaria especialista en la fisioterapia de pequeños animales y también practicante de entrenamientos de agilidad con sus perros, Mónica Veras.
Esto significa que entrenar más de dos veces por semana no mejorará aún más la salud cardiorrespiratoria del perro. «Una sesión semanal extra, servirá principalmente para un mayor desarrollo de la musculatura, principalmente del abdomen, de los miembros anteriores y de los miembros posteriores (cuádriceps, glúteo, supraespino, infraespino e intercostal), explica Mónica.
Ten en cuenta, que tres entrenamientos son el límite máximo semanal – más que eso puede sobrecargar las articulaciones del perro y causar lesiones».
Aquellos que sólo entrenan una vez a la semana también hacen un buen trabajo. «Sólo se necesitan dos caminatas de 40 minutos a la semana, a un ritmo rápido, para completar el buen acondicionamiento cardiorrespiratorio», dice el veterinario.
Beneficios del comportamiento
El aumento de la complicidad y la confianza entre el perro y su dueño es una característica de los entrenamientos de agilidad: «La práctica ocurre en un ambiente de fiesta, en el que el dueño estimula al perro con palabras de aliento, le da confianza para no tener miedo de pasar por los obstáculos y lo recompensa cuando lo hace bien», resume Wroblewski, entrenador, practicante de agilidad desde 1993 y propietario de la escuela de agilidad Dog World, en Cotia, SP. Explica que no hay castigos y que se respeta la voluntad del perro. El animal no está obligado a superar el obstáculo que rechaza en un momento dado y tampoco hay signos de fatiga o de querer detenerse. «Así, el perro empieza a confiar en el dueño y a obedecer de buen grado a las órdenes de él», concuerda Betina.
La agilidad también tiene una incidencia positiva en el buen comportamiento en el hogar, debido a su alto consumo de energía y a los estímulos mentales que proporciona. «La concentración necesaria para entender, en medio de la carrera, qué obstáculo hay que superar a continuación y pasar por él correctamente es un reto, con estímulos más intensos que los típicos de las caminatas», dice Mónica. Además, en los entrenamientos, el perro aprende a comportarse con otros perros y personas.
«Una buena manera de experimentar el entrenamiento de agilidad es asistir a un evento o competición de este deporte y, en un intervalo, probar algunos obstáculos conduciendo un perro entrenado», sugiere Henrique García, Coordinador Nacional de Agilidad de la Comisión Brasileña de Agility (CBA), de la Confederación Brasil de Cinofilia. «Es normal que, en los intervalos de los acontecimientos, cuando hay retrasos, invitar a los interesados a participar en este tipo de experiencia.»
¿Quién puede practicar este deporte?
Casi todos los perros están habilitados para beneficiarse del entrenamiento de agilidad. Aquellos que gustan mucho de seguir al dueño y de jugar, fácilmente atraídos por juguetes y aperitivos, adoran la agilidad desde el principio.
Y aun los que no tienen ese perfil pueden aprenderlo. «Hay perros que en las primeras clases corren hacia la puerta de salida siempre que lo logran, pero después de algún tiempo pasan a practicar el deporte con alegría», relata Betina.
La práctica de la agilidad puede ser aprendida por los perros desde que son cachorros, de los 4 meses en adelante, incluso siendo adultos. Los perros muy grandes y pesados o muy bajos: las razas gigantes como el Dogue Alemán, el San Bernardo, el Kuvasz y el Bioadero Bernés y los perros con sobrepeso, incluso sin estar obesos, pueden tener problemas precoces de articulación causados por impactos excesivos. «En vez de hacerlos saltar la altura estándar de 60 cm, lo ideal es que salten entre 40 y 45 cm de altura», explica Mónica.
Para perros muy bajos, la recomendación es limitar la altura de los saltos a la del carpo (puño) del perro. En los Estados Unidos, una asociación que organiza competiciones sólo para perros de hasta 43 cm, llamada Teacup Dogs Agility Association, establece saltos de 10 cm para perros de hasta 20 cm de altura, por ejemplo.
«Desaconsejo también la utilización de la rampa ‘A’ tanto para perros muy grandes como para muy pequeños, por el nivel de exigencia de las articulaciones, así como sugiero bajar a ambos la altura de la pasarela de 1,20 m (altura oficial) a 50 cm» , señala la veterinaria.
Perros con problemas articulares o óseos: la orientación médica es fundamental en estos casos. «La agilidad se puede entrenar solamente para el fortalecimiento, con carreras ligeras e impactos reducidos», comenta Mónica.
¿Quién no debe practicar entrenamientos de agilidad?
Los perros con piernas muy cortas y columna alargada: «Dachshunds, Basset Hounds, Welsh Corgis y Scottish Terriers, entre otros, pueden sufrir problemas de columna en obstáculos como los de salto, la rampa ‘A’, la gangorra, el slalom y los cambios de dirección brusca en las curvas «, dice Mónica.
«Ellos tendrían que pasar antes por un programa de fortalecimiento muscular intenso, con ejercicios abdominales diarios por cerca de un año y medio.»
Los perros muy obesos: «Por ser un ejercicio intenso, los perros muy por encima del peso pueden pasarlo mal y sufrir serios problemas de articulaciones», comenta Mónica.
La orientación es que pierdan peso antes de comenzar con el entrenamiento de agilidad, lo que puede ser obtenido con una adecuada alimentación y un programa de actividades físicas más ligeras, a la base de caminatas, por ejemplo, e hidroesteira, ejercicio realizado con menor impacto y más fuerza.
Antes de entrenar
«Para que el perro pueda empezar en los entrenamientos de agilidad es importante que obedezca al ‘queda’ – él necesita saber esperar hasta recibir orden de partida en los entrenamientos», dice García.
«Durante la práctica de los ejercicios, otros comandos se van aprendiendo de forma natural.» Añade que el ‘queda’ será útil también en etapa más avanzada, cuando el perro necesita evitar pisar las zonas de contacto.
Betina orienta a los alumnos de Abrafa a cursar obediencia básica por dos meses antes de comenzar los entrenamientos de agilidad. «Cuando el perro aprende comandos de obediencia, el dueño inexperto aprende también a liderar», observa. «Son tres lecciones semanales de 45 minutos cada una, las cuales pueden ser iniciadas cuando el cachorro tiene 4 meses y vacunación completa.»
Cómo entrenar
Así como ocurre con los cursos en general, la metodología de la enseñanza de agilidad varía según la academia o la escuela.
Los entrenamientos aquí expuestos son formulados por Betina Correia, de Abrafa, que estima haber atendido a cerca de mil alumnos, en 14 años – aproximadamente el 30% de ellos compitieron en pruebas oficiales de la CBA.
Su curso tarda de 6 a 12 meses, dependiendo de la respuesta del perro, considerando dos clases de aproximadamente una hora a la semana.
En la clase típica hay unos cinco minutos de calentamiento (dos minutos de estiramientos y tres de tomar bolita). A continuación, el perro entra en la pista, entrena por 10 minutos y descansa por otros 10 minutos. Se realizan otros dos entrenamientos de 10 minutos, con otro intervalo de 10 minutos entre ellos.
Alimentación e hidratación
Es suficiente dar al perro practicante de agilidad una ración de comida de buena calidad, en la cantidad indicada en el embalaje. «Esta cantidad se calcula para los perros activos, en el caso de los practicantes de agilidad – debe, por lo tanto, ser disminuida en el caso de perros menos activos, para evitar sobrepeso», explica Mónica.
«Es mejor que la raza sea también de alta digestibilidad, para producir heces menores y obstaculizar menos si el perro defeca en la pista», recuerda Betina, que recomienda dar una vuelta con el animal antes de entrar en pista, para evitar ese tipo de accidente.
En los días de entrenamiento, Mónica aconseja alimentar al perro dos horas antes de entrar en la pista, con la mitad de la porción normal y completarla al volver a casa. «Esto evita la torsión gástrica y permite al perro entrenar con energía y con la digestión hecha», explica la veterinaria.
«Otra ventaja es que el perro no entrará saciado en pista, lo que aumenta el interés por los premios.» Es normal consumir cerca de 20 pedazos de bocado en cada entrenamiento. «Como los aperitivos industrializados suelen tener sodio y colorantes, recomiendo dejar de darlos fuera de los entrenamientos para no sobrecargar los riñones del perro», orienta Mónica.
Ella explica que el bocado con menos cantidad de estos ingredientes es la salchicha de pollo. «Pero la mejor opción es dar pequeños trozos de carne cruda: la formación ha terminado, el excedente se tira para evitar que se ingiera deteriorado», recomienda.
En cuanto al agua, se puede ofrecer a voluntad durante los descansos (no se deben dar bebidas como el Gatorade, porque los perros no pierden electrolitos en la transpiración).
El suplemento nutricional está reservado exclusivamente para perros de competición. «El objetivo es aumentar la oxigenación de los músculos para dejar al perro más rápido, pero la prescripción debe ser hecha por el veterinario a partir de la evaluación del perro y de los entrenamientos que practica», dice Mônica.
¿Vamos a divertirnos?