Hacernos con un cachorro de rottweiler es una buena idea, siempre que estemos preparados para afrontar todo lo que conlleva.
En primer lugar debemos ser conscientes de que el rottweiler es una raza de perro que va a alcanzar un tamaño grande, y que tiene unas necesidades de espacio y ejercicio; también hay que ser conscientes de que debemos encargarnos de su socialización y educación, pues es la forma de que se convierta en un perro bueno y equilibrado.
Nuestro comportamiento con el cachorro de rottweiler va a ser fundamental desde el primer momento. Hay que encontrar el punto entre mostrarle nuestra autoridad y no asustarle: es decir, se trata de que el cachorro reconozca desde el principio que nosotros somos su líder de manada y que por tanto debe obedecer nuestras órdenes y tener nuestro permiso antes de actuar, pero a la vez hay que hacerlo con cierta delicadeza para que nos obedezca, pero no porque nos tiene miedo.
En estos casos funciona muy bien el refuerzo positivo; esto consiste en premiar lo que hace bien.
Esto es siempre más efectivo que castigarle por hacer algo mal, ya que con el castigo el cachorro muchas veces no entiende por qué. En cambio si hace algo bien y obtiene un premio, digamos alguna cosita de comida que le guste, asociará lo que acaba de hacer con esta consecuencia buena.
La socialización es el proceso de mostrarle el mundo a nuestro cachorro, principalmente el mundo social, es decir, animales y personas diferentes. Si desde pequeñito acostumbramos a nuestro perro a estar en situaciones distintas y con distintas compañías, estaremos haciendo que alcance una comprensión mejor de lo que le rodea y a la vez evitaremos que surjan comportamientos celosos o ansiosos, propios de animales que solo han visto su casa y a su familia durante toda su vida.
Este es un proceso sumamente importante para el futuro desarrollo del cachorro, ya que así crecerá sin miedo y respetará a los demás.
Se ha dicho que el rottweiler es una raza de perro agresiva, pero se ha demostrado que esto no es así. Lo que ocurre es que es un perro muy fuerte y tiene instinto de guarda, lo cual puede hacer que intimide.
En realidad los rottweiler son extremadamente fieles y cariñosos con su familia. Aquí es donde entra la capacidad del dueño para hacer salir esa fidelidad y amabilidad, pues si se cría al cachorro a base de amenazas, miedos y aislamiento es cuando se puede volver agresivo, pero esta no es su naturaleza.
Si se le recompensa por lo que hace bien, se da cariño y a la vez cierta distancia, y se le socializa, el cachorro de rottweiler se convertirá en un amigo obediente y adorable, que, aunque conserve el instinto de guarda, no verá la necesidad de atacar o intimidar a los demás, pues no sentirá miedo o ansiedad.
Educación del cachorro de Rottwailer
A la hora de educar a nuestro cachorro de rottweiler debemos empezar lo antes posible, para que así vaya aprendiendo lo correcto desde el principio. Podemos poner sesiones diarias de entrenamiento, preparárnoslas y llevarlas a cabo con regularidad, Lo ideal es que sean sesiones cortas, de unos 15 minutos, repetidas dos o tres veces al día. Si consultamos webs de adiestramiento, libros o a profesionales del sector podremos hacerlo mejor.
Es bueno usar órdenes concretas, que suenen claro para que el cachorro las distinga de otras palabras y sepa lo que queremos decirle. Según se vaya acercando a la conducta que queremos le iremos premiando progresivamente, hasta que las realice con éxito. Si lo hacemos en sesiones cortas y bien estructuradas tendremos más probabilidad de éxito ya que si se prolonga mucho rato es posible que perdamos la atención del perro.
Con cariño y algo de dedicación podremos tener un rottweiler encantador.